Publicado en el Odiel Información el 25/10/2009. Beatriz Quirós e Ignacio Fernández Torres
A muchos onubenses
en verano nos toca resistir en una Huelva casi fantasma, entretenidos con los
paseos o a lo peor con el trabajo. Pero este año nos ha deparado alguna
sorpresa: el encontronazo con turistas, hasta con plano en mano. ¿No se suponía
que Huelva era fea?, ¿No estarán buscando pelea?, quizás buscan desdecir los
viejos tópicos que siempre han acompañado a nuestra ciudad.
Es evidente que
Huelva no es una ciudad de fuerte carga monumental, y probablemente por ello los
onubenses han centrado históricamente[1] su
estimación de la ciudad en el valor de un entorno físico excepcional, de manera
que la vinculación con la naturaleza circundante ha construido la identidad más
potente de Huelva.
Pero la falta de
identidad de la propia ciudad quizás no deba ser el problema para entender una
idea de belleza más contemporánea y que no se apoya en los patrones
decimonónicos de corte pintoresquista[2].
"Se ha extendido que la identidad deriva de la sustancia
física, de lo histórico, del contexto, de lo real. Pero el hecho es que el
exponencial crecimiento humano implica que el pasado, en algún momento, se
quedará demasiado pequeño para ser habitado y compartido por los que lo viven. Por
extensión la historia encuentra su depósito en la arquitectura, las actuales
cifras de población inevitablemente explosionarán y agotarán la sustancia
previa. La identidad concebida como esta forma de compartir el pasado es un
concepto perdido: no solo hay proporcionalmente cada vez menos que compartir,
sino que la historia también tiene su lado odioso, hasta el punto en que su
disminuido reparto se convierte en algo insultante.
La identidad es como una ratonera en la que cada vez más
y más ratones tienen que compartir el cebo original, que inspeccionado de
cerca, puede llevar vacío siglos. La identidad mientras más fuerte, más
acorralada, más se resiste a la expansión, la interpretación, la renovación o
la contradicción. La identidad puede cambiar su posición o el mensaje que emite
sólo a costa de desestabilizar la navegación. (París sólo puede ser más
parisina -está de hecho en el camino de convertirse en un Hiper-París, una
caricatura pulida. Hay excepciones: Londres -cuya única identidad es la
carencia de una clara identidad- está convirtiéndose perpetuamente en menos
Londres, más abierto, menos estático)".[3]
Sustituir
París por Sevilla y Londres por Huelva.
Replace Paris by Seville and London by Huelva.
Remplacer
Paris par Sevilla et à Londres par Huelva.
塞利取代瓦巴黎和敦.
Rem
Koolhaas describe muy bien el problema de la identidad aunque esta posición
pueda parecer algo radical, pero como él describe, probablemente al preservar
un edificio muchas veces se caiga en la falsificación
o aún peor en trabajos de maquillaje construyendo una falsa imagen de la
historia y de la identidad. Quizás es más coherente ver la degradación de la
parte histórica como una nueva manera de interpretar y observar la
arquitectura: La decadencia entendida como una forma de interpretar la arquitectura.
Al fin y al cabo,
el valor patrimonial de Huelva probablemente se encuentra en lo mismo que en
otras ciudades con etiquetas XL de belleza, en conceptos como la escala de un
edificio o de una calle, la memoria de algo modesto, o la forma de usar la
ciudad. Herramientas para lo bonito mucho más sólidas que están tan lejos de la
Tabula rasa como del proceder
cosmético en el que curiosamente han sido re-construidas estas ciudades en
idéntico marco temporal.
Entendida así la
belleza, se hace difícil encontrar una ciudad más fantástica y auténtica que
Huelva, una ciudad donde la existencia de un suelo industrial por perecer y la
falta de valor monumental abre un campo infinito para que los onubenses puedan
construir su ciudad y su identidad tantas veces como quieran; una ciudad donde
lo mejor está sin duda por llegar, ¿Qué ciudad puede decir esto de verdad?
[1] Diccionario geográfico-estadístico-histórico de España
y sus posesiones de Ultramar, Pascual Madoz, Huelva 1845. Huelva y La Rábida, Braulio Santamaría, Huelva
1882. Huelva, la construcción de una ciudad, Mª Asunción Días Zamorano,
Ayuntamiento de Huelva 1999
University
of Chicago Press, Chicago 1991.
[3] La Ciudad Genérica, Rem Koolhaas, Gustavo Gili 2006.
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